GINEBRA
Casi una niña, con trenzas todavía,
llegaste a Camelot.
Arturo te esperaba con su corte
de doce caballeros muy barbados
para hacerte su reina.
Al verte reflejada
en las doce armaduras
tan brillantes,
sentiste doce veces
tu infancia cercenada
encerrada en torre de corazas de acero
que hincaron su rodilla
rindiendo honores regios.
Al doblar sus cabezas, descubriste,
detrás de aquella mesa tan redonda
tan llena y tan vacía ,
anclada en su mirada,
la compañía ardiente
de aquel adolescente
llamado Lancelot.
Le diste la mano al rey venerable
pensando en el doncel
que acababa de traspasar
tu corazón.
Y le amaste para siempre.
23-7-2017