
La Humanidad
necesita fabricarse un miedo con frecuencia
para saberse frágil
y pedir el auxilio de los dioses.
Hoy,
ufanos de la tecnología
que nos tiene atrapados
en cárcel con murallas de kilobites
camuflados
en memes ingeniosos
y conversaciones banales
en las que dejamos caer, con ingenuidad,
los más íntimos secretos,
ignoramos nuestra desnudez.
Hasta que un virus microscópico,
procedente de la China
como dragón de larga cola,
se empodera con corona
y descubrimos, aterrorizados,
que se nos ha caído
la hoja de parra.
13-2-20