Es curioso jugar a viejecita
dejándote querer, y descansando
aun sin estar cansada, contemplando
desde lejos, tu belleza marchita.
que a ti ya no te importa ni te incita
pasiones, que ya has ido superando
y has cambiado por otras, mejorando,
porque tu alma no las necesita.
Jugar a viejecita es conocer
secretos de la vida desde afuera
para gozarla sin languidecer
y hacer creer a todo el que te quiera
que te tiene que recomponer
para que su ancianita no se muera.