PREFIERO LA LLANURA

estepa

 

 

Ni el mar ni la montaña.

 Prefiero la llanura

ancha como el océano

y dura

como la arena apelmazada

a la que abandonó el agua para siempre

y la castiga con su ausencia porfiada,

dejando que la pueble el cardo en las orillas

del camino sólido y resistente,

que tú puedes hollar en tu andadura

y percibir bajo los pies seguros,  

convirtiéndolo en polvo

tras tu pisada.

Llanura sentenciada a ser un mar de tierra

sin olas ni mareas;

helada por los cierzos y escarchas invernales,

curtida por el sol achicharrante

de los agostos

sin un mal árbol con el que abanicarse

mientras la calima

emana fuego de la tierra seca.

 

Estepa, que permite

alejar tu mirada al infinito

sin un estorbo en medio, que interrumpa

tu visión de los cielos

cuando la besan en el horizonte terso;

donde te sientes emerger como una planta

libre y única,

y respirar hacia los cuatro vientos

bebiendo el aire que solamente es tuyo.

 

Círculo sin fronteras

en el que tú

y solo tú

eres el centro del Universo.

 

31-7-2015

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