Para ver el vídeo de la versión el gallego :
Dramatización para teatro de aula
Esta escenificación está basada en la carta que el jefe Seatle de la tribu de los indios Suwamisha dirigió al Presidente de los EE.UU., Franklin Pierce, en 1855.
Se cuestiona la autenticidad de la misma lo que no impide que, aunque éste no sea un documento histórico, se haya convertido en el evangelio de los ecologistas.
No importa quién escribiera esta carta impregnada de una enorme carga poética. Su mensaje aún está vigente. Todavía el Rostro Pálido -y en esta denominación se engloba toda la cultura occidental- oprime insensiblemente a personas que él considera ignorantes para explotarlas en su beneficio.
En esta dramatización el Rostro Pálido o el Hombre Blanco está representado en el Director General de la Compañía del Ferrocarril, que no duda en comprar sus tierras a los indios para construir un tren con el que transportar la prosperidad. Para el Director General todos los problemas se resuelven con dinero. El dinero es el dios de los Rostros Pálidos. Para tener dinero los Blancos sacrificamos amistad, amor, familia… y hasta nuestro pasado y nuestro futuro.
Lo más triste de esta situación es que los Blancos creemos que somos superiores a otros pueblos y otras razas que por carecer de dinero nos parece que también carecen de inteligencia y a quienes llamamos salvajes.
Los alumnos que representen esta obra van a tener tiempo de reflexionar acerca de muchos valores que los Blancos hemos olvidado y que aún se mantienen vigentes en otras culturas.
Pero sería ingenuo considerar que el jefe Seatle y su tribu de Suwamishas sean personas humildes: ellos también son orgullosos y, en medio de su derrota, humillan a los Blancos a los que no consideran portadores de ninguna virtud. Ante la inminencia de la pérdida de sus territorios por la fuerza o por el pacto, deciden pactar con el enemigo a quien consideran indigno de poseer sus propiedades, queriendo dar una lección de superioridad moral.
Esta dramatización, como todas aquellas escritas expresamente para Teatro de Aula, es una obra coral en la que no hay protagonistas demasiado definidos o en la que todos los alumnos, absolutamente todos, alcanzan su momento de protagonismo. El hecho de que la mayoría de las frases no estén expresadas por un personaje concreto significa que pueden serlo por actores o actrices indistintamente y que, según el número de alumnos pueden ser acumuladas o diseminadas para implicar a todos.
Las intervenciones que aparecen sin nombre pueden ser organizadas por el director como mejor le parezca. Unas veces pueden ser aportaciones individuales; otras en grupos de dos o tres actores o actrices; otras, el grupo completo, como una aproximación al coro griego. En algún momento el actor o el grupo pueden levantarse y gesticular. Toda la representación debe estar impregnada de la melodía que tocan los músicos, lo que no impide que ellos también intervengan en el texto. Es muy importante la vocalización y la sincronía en el caso de expresión coral.
LAMENTO INDIO abre un enorme campo de reflexión no solamente acerca del texto sino de la estética expresiva y plástica de la puesta en escena. Es interesante experimentar varias posibilidades de coro con distintas modulaciones, e incluso, grabarlas en magnetofón para poder analizarlas en clase. Al escucharse todo el grupo se va a dar cuenta no solamente de los errores, lo que ya es magnífico, sino de las posibles mejoras y enriquecimientos.
Hay que tener presente que el texto no es más que un esqueleto al que hay que dotar de cuerpo y de vida… y la vida solo la va a recibir si todos los elementos que lo componen están perfectamente integrados, sincronizados e ilusionados.
El primer objetivo a conseguir es mejorar la expresión oral. Para ello hemos de partir de la lectura impactante por el profesor que dirija el proyecto. Una lectura tan atractiva que se meta a los futuros actores en el bolsillo.
La división del texto en cuadros facilita el estudio de cada uno de ellos sin gran dificultad. Este estudio se organizará desde la clase de Lenguaje y aunque para entrar en el tema se hagan unas cuantas lecturas totales, es práctico el ensayo intensivo de cada cuadro.
En la primera fase de lectura y aprendizaje debemos ser inflexibles en vocalización, velocidad, modulación y tono. Un despiste por parte del profesor en estos momentos va a hacer perdurable ese fallo de entonación o esa parada a destiempo. Puede ser interesante que cada uno de estos cuadros sea representado por un grupo diferente de alumnos lo que facilitará los ensayos.
En el Teatro de Aula son muy valiosas las aportaciones verbales personales de los alumnos, pero dado que en esta obra la mayoría del texto no es original sino que pertenece a un documento, no es aconsejable el abuso de ellas. No así las modulares o gestuales, que siempre son enriquecedoras.
Una vez aprendido el texto por todos los componentes de cada grupo, puede comenzar la fase de la puesta en escena que ha de ser muy espectacular a base de bailes, juegos de voces y otros recursos expresivos originales. En esta parte hay que contar con la colaboración de los profesores de Música y Educación Física.
Como esta obra apenas tiene acción, siendo toda ella muy dogmática y trascendental, hay que jugar un poco con la Música y la Danza, no tanto para interesar a los actores, como para mantener el interés de los espectadores. Así hemos de hacer que, por cualquier motivo, y bailando, los actores cambien de lugar y de posición.
A primera vista, y por personas que no se dedican a la enseñanza, puede parecer que esta forma de representación, que supone una suma de monólogos más que un verdadero diálogo, no es atractiva para chiquillos de Primaria. Piensa mal. Y si conoce un poco la infancia, se habrá percatado de que el niño es dogmático y maniqueo. Como dogmático y maniqueo es el documento del indio Seatle. Precisamente para suavizar este radicalismo se ha creado la figura del Capitán que intenta contraponer a los valores trascendentes del Jefe la realidad de la vida cotidiana.
Monitores de tiempo libre, u otro tipo de adulto que busque un tema interesante para ensayar con el grupo de boys scouts, pueden pensar que se trata de una obra demasiado seria para entretener a la chiquillada. Nada más lejos de la realidad: el auténtico niño es aquel que se toma en serio el juego. No es lo mismo divertimento que risa: el niño se está divirtiendo cuando juega a guerras o a policías y ladrones. Y lo hace sin reírse.
Es demasiado simple unir siempre al niño con los payasos. Como lo es buscar una dramatización en la que el sabio despistado pierde las gafas. Entre otras cosas porque el sentido del humor en la infancia es muy primario y hay que recurrir siempre a los mismos tópicos. Por otra parte, el género cómico es extremadamente difícil, y debe ser representado por profesionales, casi siempre adultos. No es lo mismo el Teatro para niños que el Teatro representado por niños, como es nuestro caso.
Hacer Teatro, de entrada, ya supone una fiesta en la clase. Una fiesta que el profesional de la educación, al que le faltan horas y asignaturas para incentivar a los alumnos, debe exprimir exhaustivamente y que no puede desaprovechar con un tema anodino. En el Teatro de Aula, hemos de utilizar la actividad dramática a modo de tentáculos que abarquen todos los campos educativos.
LAMENTO INDIO, basado en un hecho histórico, ha de comenzar por situar a los alumnos en el lugar y el tiempo en que ocurrieron los hechos (Conocimiento del Medio). Hay magníficas películas que pueden ambientarnos y que servirán de referentes a la hora de elegir vestidos, tocados o collares (Expresión Plástica), o música (Expresión Musical), o las danzas (Educación Física). Por supuesto que su análisis crítico planteará problemas ecológicos y sociales que se pueden adaptar a nuestra realidad.
PERSONAJES
PRESIDENTE DE LOS EE.UU. DE AMÉRICA.
GENERAL.
DIRECTOR GENERAL DE LA COMPAÑÍA DE FERROCARRILES.
CAPITÁN.
SECRETARIO.
JEFE SEATLE.
HECHICERA.
ANCIANO.
MENSAJERO.
PUEBLO SUWAMISHA.
SOLDADOS.
PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA: es un hombre consciente de la responsabilidad que supone dirigir un país en el que se enfrentan dos culturas antagónicas: la cultura indígena y la occidental. Con la mentalidad propia de su época no alcanza a comprender las razones de identidad del pueblo autóctono, al que considera inferior y que pretende redimir asimilándolo al pueblo colono. Sin reproches de conciencia por invadir territorios indios, ofrece, de forma paternalista, la mejor solución: entregarles nuevas tierras, aun mejores que las que pretende expropiar. Es más: hasta pretende regalar a los «salvajes», a los que respeta, las ventajas de su religión redentora.
GENERAL: Es militar. Lo suyo es conquistar territorios y mantener la paz en las tierras conquistadas. Hay muchos colonos que necesitan asentarse y, si estorban los indios, pues se les quita del medio; si hacen algaradas, se les aniquila, y si el ferrocarril debe cruzar un territorio, porque así se ha decidido, pasará. De eso se encarga él. Las necesidades de la Patria no se discuten.
DIRECTOR GENERAL DE LA COMPAÑÍA DEL FERROCARRIL: Con su sombrero y su chalina al cuello, como en las mejores películas del Oeste, es la encarnación de los medradores que, sin exponer nada, han sacado partido, a través de la Historia, de cualquier conflicto. Sabe mucho de ambiciones y miserias: sabe que la gente se puede comprar, que muy pocas personas tienen la dignidad suficiente para hacer prevalecer sus ideales ante una sustanciosa suma de dinero. Le dan igual los Blancos que los Rojos; no ama a nadie, pero embauca a todos aquellos que le puedan enriquecer, sin importarle su color. Es un tipo ruin y astuto. Su solución convence al Presidente.
CAPITÁN WHITE: Tiene una muy difícil misión que cumplir, la de convencer a Seatle de la sinceridad del Presidente y de que la cultura de los Blancos no es tan despreciable como el Jefe cree. El Capitán tiene los pies en el suelo y se da cuenta de que la cultura india es tan respetable como la blanca. Llega a esta deducción después de parlamentar y convivir con los indios, lo mismo que los Hombres Rojos cuestionan sus principios después de dialogar con los Hombres Blancos. Con el Capitán se analizan las dos culturas y llega a la conclusión de que ambas son complementarias: solamente el Ser Humano llegará a su plenitud si sabe utilizar el poder de su inteligencia respetando a la Madre Tierra.
JEFE SEATLE: Es el máximo representante de la tribu y responsable de la decisión que se tome ante la propuesta del Presidente del Hombre Blanco que vive en Washington. Es consciente de su sabiduría, aprendida gracias al contacto cotidiano con la Naturaleza, con la que se identifica; conoce la realidad de su situación ya que el Hombre Blanco, pobre espiritualmente, pero rico en armas y maquinaria está en condiciones de aniquilar a su pueblo. Seatle encarna los valores de su raza. Tiene la dignidad y el orgullo del jefe incuestionable y humilla al Blanco, al que desprecia, con sus frases porque, en el fondo, aunque pobre y desahuciado, se siente superior a él.
HECHICERA: representa la sabiduría de la Mujer. La mujer que sabe de hierbas, de las fases de la Luna, de sortilegios, de pócimas que sirven para mitigar el dolor o enardecer a los soldados. La mujer a la que, como una gran Madre, todos acuden en sus tribulaciones. Es la mujer acogedora, protectora, que solamente vive para y por sus hijos, y que no le importa vulnerar sus principios si ello les beneficia. En la tribu de los Suwamishas, aún regida por las normas sagradas de la Vida, la Madre Hechicera es un elemento de respeto y veneración. Por eso se tienen en cuenta sus criterios en las horas difíciles.
EL ANCIANO: supone, en los pueblos que carecen de escritura, el archivo histórico al que hay que recurrir. La Historia de los Suwamishas llega adonde llegan sus recuerdos y sus mitos adonde llegan sus leyendas: por eso hay que escucharle y respetarle.
PUEBLO SUWAMISHA: Es el coro de la Naturaleza.
SOLDADOS: Son el coro de la Civilización Occidental.
Cuadro I
Antes de abrirse el telón se puede motivar al auditorio con una música propia de las películas del Oeste. (Es deliciosa toda la de Ennio Morricone, como las bandas sonoras de «La muerte tenía un precio» o «Por un puñado de dólares»). Esta música es la que se debe utilizar siempre que se quiera contraponer en escena el criterio Blanco al criterio Rojo, que utilizará música más o menos autóctona.
En escena aparece el despacho del PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS. A un lado ondea la bandera y, en su mesa, el PRESIDENTE trabaja. Junto a él, en otra mesa, un GENERAL. Hablan.
GENERAL.- Señor Presidente: Nuestros soldados están dando ejemplo de arrojo y valentía. Nada les detiene para conquistar terrenos a los indios salvajes.
PRESIDENTE.- Nuestra idea no es la de quitarles por la fuerza sus tierras a los indios, sino la de civilizarles y transmitirles la cultura y la religión verdadera.
GENERAL.- Los indios, que llevan siglos con sus falsas creencias, no quieren aceptar nuestra sabiduría.
(Llaman a la puerta.)
PRESIDENTE.- Adelante.
SECRETARIO.- (Entrando y saludando.) Señor Presidente: el Director General de la Compañía del Ferrocarril desea hablarle.
PRESIDENTE.- Bien. Hazle pasar.
DIRECTOR.- (Muy nervioso, quitándose el sombrero.) Señor Presidente…
PRESIDENTE.- ¡Señor Director General…!
DIRECTOR.- … Señor Presidente…
PRESIDENTE.- Puede sentarse. Cálmese. Está usted muy excitado.
DIRECTOR.- ¿No he de estarlo? Con su permiso. (Se sienta.) Una tribu de indios salvajes han asaltado el tren y han matado a todos los viajeros.
PRESIDENTE.- ¿Otra vez?
GENERAL.- (A la vez.) ¡No es posible!
DIRECTOR.- Otra vez. Ha sido posible.
GENERAL.- ¿Pero no estaba en su puesto el Capitán Smith con su regimiento?
DIRECTOR.- Estaba. Todos han muerto: desde el capitán hasta el último soldado. Han muerto como héroes.
PRESIDENTE.- Es el tercer asalto en este mes. Así no podemos continuar. Habrá que suprimir el ferrocarril.
DIRECTOR.- ¿Pero qué dice, señor Presidente? El ferrocarril es la base de nuestra economía, de nuestro futuro. ¿Cómo, si no, vamos a enlazar el Este y el Oeste de los Estados Unidos? ¿Por dónde va a transportarse la riqueza de la costa del Pacífico a las ciudades del Atlántico?
PRESIDENTE.- (Sonriendo.) … Por aire, tal vez.
DIRECTOR.- No pierde usted el buen humor, señor Presidente. Pero no nos caerá esa breva. No sería mala cosa eso de llenar el cielo de globos que volaran tan altos que no los alcanzaran las flechas de los indios.
GENERAL.- … Y desde donde los soldados pudieran dar en el blanco sin arriesgar su vida.
DIRECTOR.- No se trata de matar ni de morir, Presidente. Los comerciantes hemos ganado, desde la antigüedad, todas nuestras batallas sin derramar una sola gota de sangre. Es cuestión de estrategia.
PRESIDENTE.- ¿Cuál es vuestra estrategia?
DIRECTOR.- Comprar al enemigo.
PRESIDENTE.- ¿Comprar a los indios?… ¿Con dinero? Ellos no valoran el dinero.
DIRECTOR.- Pero valoran la tierra y el aire… ¿Tiene por ahí un mapa?
GENERAL.- Sí. Aquí sobre la mesa.
DIRECTOR.- Veamos. (Los tres se acercan a la mesa y el PRESIDENTE despliega un mapa que tiene allí doblado.) A ver si me oriento…
PRESIDENTE.- Aquí estamos. Esto es Washington. Por aquí llegamos construyendo el ferrocarril.
DIRECTOR.- Exactamente en este punto ocurrió el desastre del otro día.
GENERAL.- Es el territorio de los suwamishas. Son muy salvajes.
DIRECTOR.- Muy valientes, querrá usted decir. No hacían más que defender su territorio.
GENERAL.- Están acorralados. Ellos lo saben.
DIRECTOR.- Efectivamente. Ya ha matado bastantes suwamishas el ejército.
(Al PRESIDENTE.) A usted no le interesa matarlos. No querrá pasar a la Historia como el Presidente que eliminó definitivamente a los indios.
GENERAL.- El ejército mata en defensa de los colonos…
DIRECTOR.- … que edifican sus ranchos en territorio indio.
PRESIDENTE.- ¿Tiene usted alguna solución?
DIRECTOR.- Sí. (Ante el mapa.) Un poco al N. del territorio suwamisha se encuentra un valle fértil mayor aún que el suyo. Les podríamos edificar poblados y llevarles nuestra cultura. Con el dinero que les diéramos por sus tierras podrían organizar su vida civilizadamente.
GENERAL.- No les interesa nuestra civilización.
PRESIDENTE.- General: Deberíamos transmitírsela. Los indios aprenderían de nosotros el valor del estudio, de la religión, y, sobre todo, del trabajo que genera riqueza.
GENERAL.- Los indios no saben lo que es el dinero, ni lo que es el trabajo. No les interesa.
DIRECTOR.- Lo sabrán. Cuando tengan entre sus manos doradas monedas de oro y sepan que con ese dinero podrán ser dueños de todos los bienes de este mundo, cambiarán de opinión.
PRESIDENTE.- No estoy muy seguro.
DIRECTOR.- ¡Ay!, señor Presidente… La especie humana es la única que es capaz de engañar, traicionar… y hasta de matar por poseer riquezas. Los indios, aunque salvajes, también son humanos.
PRESIDENTE.- No me parece mala idea. Consultaré con mis asesores.
(Se pone de pie y despide al DIRECTOR GENERAL.)
TELÓN
Cuadro II –
El Mensajero
En el momento de bajar el telón al terminar el cuadro primero, y descansando unos minutos, comienza a sonar una melodía completamente distinta a la anterior: es la música autóctona de los indios. Si no ha sido posible el aprendizaje por parte de los alumnos del acompañamiento, utilizaremos el play back.
Al abrirse el telón nos encontramos con un escenario en el que es protagonista la Naturaleza. Además de árboles y frondosa vegetación, se escuchará el canto de las aves. En medio de un claro del bosque, sentados ritualmente, el GRAN JEFE, el indio más ANCIANO y la HECHICERA de la tribu, fuman con largas pipas mientras debaten los serios problemas que atañen a su pueblo. Todos ellos están vestidos con trajes de ceremonia, adornados con collares de hueso y tocados con plumas multicolores, que llegan hasta el suelo. Todos peinan largas trenzas negras. Hablan lenta y pausadamente, dándole trascendencia a cada una de sus frases. Saben que sobre ellos recae la responsabilidad del bienestar de los suwamishs.
HECHICERA.- Los rostros pálidos nos acosan por todos los rincones.
JEFE.- Quieren cruzar nuestro territorio con vías de hierro para que pase sobre ellas la gran serpiente humeante que llaman ferrocarril.
ANCIANO.- El ferrocarril asusta a los ciervos y mata a los búfalos.
JEFE.- Por eso nuestros guerreros impiden al Hombre Blanco que avance su camino de hierro.
HECHICERA.- Aunque los guerreros suwamishas son valientes y aguerridos, los hombres blancos son más poderosos.
ANCIANO.- Tienen armas de fuego y pueden destruir una aldea en pocos minutos.
JEFE.- Nosotros solo poseemos flechas…
ANCIANO.- … que antes únicamente utilizábamos para cazar y ahora necesitamos para defendernos.
HECHICERA.- Nuestra tribu no ama la guerra.
ANCIANO.- La guerra solo produce muerte y destrucción.
(Música. Los tres personajes se detienen a meditar en su conversación cuando se oyen los tambores de la tribu enviando un mensaje.)
JEFE.- Escuchad: los tambores anuncian que tenemos visitantes.
(Escuchan, de nuevo, los tres, con gran interés.)
HECHICERA.- Ya llega el mensajero.
MENSAJERO.- El Presidente de los Rostros Pálidos, que está en Washington, os envía una carta. (Le entrega la carta al JEFE.)
JEFE.- ¿Quién la ha traído?
MENSAJERO.- Una comisión de soldados, al mando de un Capitán.
ANCIANO.- ¿Dónde se han quedado?
MENSAJERO.- En la entrada del poblado.
(El JEFE lee la carta sin que los gestos de su cara indiquen ningún sentimiento. Música.)
JEFE.- El Presidente del Hombre Blanco, que está en Washington, dice que quiere comprar nuestra tierra.
HECHICERA y ANCIANO.- ¿Que quiere comprar nuestra tierra!
JEFE.- Nos envía igualmente palabras de buena voluntad.
HECHICERA.- Es muy gentil por su parte.
ANCIANO.- Nosotros sabemos perfectamente que él no tiene casi necesidad de nuestra amistad.
HECHICERA.- Él es poderoso y sabe que nos puede destruir.
JEFE.- Ello no impide que nosotros examinemos su ofrecimiento. Porque sabemos que, si no accedemos a venderle, el Hombre Blanco puede venir con sus fusiles y tomar nuestras tierras por la fuerza.
(Al MENSAJERO.) Preparad una tienda para el mensajero del Hombre Blanco que esta vez prefiere parlamentar a matar.
Manda tocar los tambores para que se reúna todo el pueblo.
(Sale el MENSAJERO. Los NOTABLES se quedan meditando. Música.)
El Consejo del Pueblo
Tocan tambores y van llegando todos los indios e indias de la tribu. Los hombres se colocarán a un lado, al fondo del escenario; las mujeres (algunas llevarán sus hijos a la espalda) al otro lado y también al fondo. En primer plano los músicos, a un lado, dejando el otro para los SOLDADOS blancos. En el centro de la escena, con gran ceremonia, los NOTABLES de la tribu. La escena aparenta un corro abierto por el centro.
La tribu entera va a hacer su entrada en el escenario bailando al ritmo de una pegadiza melodía. (Existen magníficas bandas sonoras de películas de indios -«Bailando con Lobos», por ejemplo- con un acompañamiento rítmico de tambores que puede ser el que aprendan a tocar los alumnos.)
Después de dar un par de vueltas al ritmo de la música, los habitantes de la tribu se sientan en el escenario con gran solemnidad. El JEFE se levanta.
JEFE.- El Gran Jefe de los Rostros Pálidos nos envía una carta para decirnos que quiere comprar nuestra tierra.
-¿Cómo se pueden comprar el Cielo y el calor de la Tierra?
-¡El frescor del Aire y el destello del Agua no nos pertenecen!
-¿Cómo pueden ellos comprárnoslo?
ANCIANO.- Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo…
-Cada púa de pino brillante.
-Cada ribera arenosa.
-Cada niebla en las mañanas oscuras.
-Cada zumbido del insecto…
PUEBLO.- … es sagrado en la memoria y la experiencia de nuestro pueblo.
(Un grupo se destaca de los demás y, danzando, da una vuelta alrededor.)
La Tierra
ANCIANO.- Nuestros muertos no olvidan jamás esta tierra porque ella es Madre de los Pieles Rojas.
-… Nosotros somos parte de la Tierra…
-… La Tierra es parte nuestra.
-Las flores perfumadas son nuestras hermanas.
-El ciervo,
-el caballo,
-la gran águila…
PUEBLO.- … son nuestros hermanos.
-Las montañas rocosas,
-las fuentes de las praderas,
-el calor del cuerpo del caballo salvaje…
NOTABLES.- … y el Hombre.
PUEBLO.- Todo esto pertenece a una misma familia.
(Música. Danza. Acabada la danza, habla el JEFE.)
JEFE.- Haced venir a los mensajeros del Hombre Blanco.
(Salen un par de indios y regresan con la expedición de parlamentarios.)
(A los blancos.) Esperad.
(Éstos se retiran a un extremo del escenario.)
¿Quién es vuestro jefe?
CAPITÁN.- Yo, el Capitán White.
JEFE.- Capitán: mi pueblo ha estado considerando vuestra pretensión y piensa que, cuando el Presidente que está en Washington nos dice que quiere comprar nuestra tierra, pide demasiado.
CAPITÁN.- El Presidente os dice que os reservará un lugar donde vosotros podréis vivir confortablemente entre los nuestros. Él será vuestro padre y vosotros seréis sus hijos.
JEFE.- Siendo así, nosotros examinaremos vuestro ofrecimiento de comprar nuestra tierra. Pero no será fácil porque ella es sagrada para nosotros. Sentaos mientras nosotros deliberamos.
(El CAPITÁN y los SOLDADOS se sientan en el extremo libre del escenario. El PUEBLO danza alrededor de los NOTABLES, que deliberan.)
El Agua
HECHICERA.- El agua limpia que corre en los torrentes y en los ríos, no solo es el Agua: es la sangre de nuestros ancestros.
ANCIANO.- (A los SOLDADOS.) Si nosotros vendemos nuestra tierra, vosotros debéis recordar que es sagrada y que cada reflejo fantástico en el agua límpida de los lagos habla de acontecimientos y tradiciones que han marcado la vida de este pueblo.
-El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
-Los ríos son nuestros hermanos.
-Ellos apagan nuestra sed.
-Ellos llevan nuestras canoas…
-… y alimentan a nuestros hijos.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido también ama el Agua, y siente su caricia cuando cae en los campos yermos durante la Primavera.
SOLDADOS.- Construimos molinos para aprovechar su fuerza;
-y diques para evitar las inundaciones;
-y canales para regar nuestras cosechas;
-y puentes de piedra sólida para comunicarnos con las personas que viven al otro lado del río.
CAPITÁN.- Nosotros os enseñaríamos a domesticar el Agua.
JEFE.- Si nosotros vendemos nuestra tierra sería necesario recordaros y recordar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos… y los vuestros.
ANCIANO.- Y, en adelante, debéis aprender a dar a los ríos la ternura que se da a todo hermano.
HECHICERA.- A cambio nos enseñaréis a aprovechar la fuerza de las cascadas para mover máquinas poderosas.
El Aire
-El Indio entiende el ruido sutil del viento que riza la superficie de un estanque…
-… y el olor del viento perfumado por el pino.
-El Aire es precioso para el Piel Roja porque él sabe que todas las cosas comparten el mismo aliento.
-El Hombre Blanco no parece darse cuenta más que del aire que respira.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido os enseñará a utilizar el viento para moler el trigo,
-… o para hinchar las velas de los barcos que atraviesan el mar…,
-… o para tocar bellas melodías.
HECHICERA.- Si nosotros vendemos nuestra tierra, deberéis saber que el Aire nos es precioso y él contiene el alma de todas nuestras vidas.
-El viento que ha dado su primer aliento a nuestro abuelo, ha recogido también su último suspiro…
-… y debe dar el espíritu de vida a nuestros hijos.
Los Animales
ANCIANO.- Si decidimos aceptar, yo pondría una condición: Que el Rostro Pálido trate, en adelante, a los animales como a sus hermanos. Yo soy un salvaje y no comprendo otra ley.
-Yo he visto miles de búfalos corromperse sobre los campos, abandonados allí por el Rostro Pálido, que los había abatido con el fusil por la ventana de un tren en marcha.
-Yo soy un salvaje… y no comprendo cómo el caballo de hierro humeante puede ser más importante que un búfalo, que nosotros solo matamos para sobrevivir.
-Por donde ha pasado el Rostro Pálido aparecen los animales asesinados.
(Los lamentos que se expresan a continuación los emitirán diferentes actores, cada uno en un tono inferior.)
-¿Dónde está el bosque?
-¿Dónde está el bosque?
-¿Dónde está el bosque? (Como un eco.)
PUEBLO.- ¡Desaparecido!
-¿Dónde el águila?
-¿Dónde el águila?
-¿Dónde el águila? (Como un eco.)
PUEBLO.- ¡Ha marchado!
HECHICERA.- ¿Qué es el Hombre para los animales?
-Si todas las bestias desaparecieran, el Hombre moriría de una gran soledad en el alma.
-Porque todo lo que acontece a las bestias, acontece también al Hombre.
-Todas las cosas de la Naturaleza están relacionadas.
JEFE.- (Al CAPITÁN.) Es necesario que enseñéis a vuestros hijos que la tierra que ellos pisan está hecha con las cenizas de nuestros abuelos.
ANCIANO.- (Al CAPITÁN.) A fin de que respeten la Tierra, decidles lo que nosotros siempre hemos enseñado a los nuestros: Que la Tierra es nuestra Madre y lo que acontece a la Tierra, les llega a los hombres también.
CAPITÁN.- No todos los Rostros Pálidos destruyen la Naturaleza matando animales por placer.
-Nosotros llevamos cientos de años amando y cuidando al caballo, que es nuestro compañero de camino.
SOLDADOS.- Porque lo hemos domesticado.
-Como hemos domesticado a la paloma para que lleve mensajes…
-… o al perro para que cuide nuestros rebaños.
-Y preparamos las colmenas de las abejas en los campos de romero…
-… y las tenadas de los corderos, para que no mueran de frío.
El hombre blanco
(Se adelanta un grupo y rodea a los SOLDADOS danzando. Son los que hablarán a continuación, siempre acusadores.)
-El Piel Roja no ha cesado de retroceder ante el Rostro Pálido…
-… como la bruma de la montaña va delante del sol de la mañana.
JEFE.- Nosotros comprendemos que el Rostro Pálido no entienda nuestras vidas.
-Para él un pedazo de tierra le lleva a desear otro.
-La Tierra no es su Madre sino su enemiga.
-Trata a su Madre la Tierra y a su hijo el Cielo como cosas desechables y vendibles.
PUEBLO.- -… ¡Como un montón de chatarra…!
-En las ciudades del Rostro Pálido no hay un lugar tranquilo.
-En ninguna parte se puede escuchar el sonido de los árboles en Primavera.
-O el roce de las alas de los insectos.
PUEBLO.- Pero: ¿Será que lo vemos así porque somos salvajes y no lo comprendemos?
CAPITÁN.- El hombre civilizado no debe preocuparse en sus ciudades del helado viento del Norte porque duerme al abrigo de una casa caliente y acogedora.
SOLDADOS.- … ni debe buscar los rebaños de búfalos para comer porque en sus granjas se crían animales con los que alimentarse,
… y en sus campos cultiva trigo que transforma en pan esponjoso y blanco.
JEFE.- (Pensándoselo.) Si accedemos a ir a la ciudad nos tenéis que enseñar a cultivar la tierra.
CAPITÁN.- Os enseñaremos.
HECHICERA.- Si vamos a la ciudad, ¿nuestros niños van a ser educados igual que los vuestros?… Los niños de las ciudades no deben preocuparse de la picadura de la serpiente.
CAPITÁN.- Acudirán a la Escuela donde aprenderán en los libros el conocimiento almacenado por todos los sabios que les han precedido.
ANCIANO.- Hasta ahora, la Naturaleza ha sido la Maestra de los Pieles Rojas.
CAPITÁN.- Pero la Naturaleza ha hecho reflexionar a la Humanidad de diferente manera en los diferentes lugares y en los diferentes tiempos. Esta reflexión acumulada se llama sabiduría.
SOLDADOS.- La Humanidad, en su larga trayectoria, ha acumulado más sabiduría que una sola tribu.
-De vosotros aprenderá a amar a la Naturaleza.
La pipa de la paz
HECHICERA.- Es cierto: el Rostro Pálido ha conseguido cosas que nunca se nos han ocurrido a los Pieles Rojas.
ANCIANO.- ¿Cuáles?
JEFE.- ¿Cuáles?
TODOS.- ¿Cuáles?
HECHICERA.- El Piel Roja tiene que levantar sus tiendas y buscar otro bosque cuando, en el que vive, se ha terminado la comida.
ANCIANO.- Mientras que el Rostro Pálido cultiva los campos y él mismo produce sus alimentos.
HECHICERA.- El Piel Roja siente miedo, acurrucado en su tienda, al escuchar el aullido del coyote hambriento.
JEFE.- Mientras que el Rostro Pálido tiene sólidas viviendas en las que no pueden penetrar las fieras.
CAPITÁN.- Estas viviendas y estos cultivos son los que os ofrece nuestro Jefe que está en Washington a cambio del bosque que habitáis.
JEFE.- Pero nosotros no queremos perder nuestra identidad si aceptamos vuestra oferta.
CAPITÁN.- No tenéis que perderla: La convivencia entre pueblos distintos no debe servir para que uno anule al otro sino para que ambos se enriquezcan. El Rostro Pálido aún tiene mucho que aprender del Piel Roja.
ANCIANO.- La Sabiduría no es patrimonio exclusivo de una raza, sino de toda la Humanidad.
CAPITÁN.- El Rostro Pálido conserva en grandes Bibliotecas toda la sabiduría que la Humanidad ha ido acumulando a lo largo de su existencia.
JEFE.- De poco le sirve si aún no ha aprendido a amar a la Tierra y a amar a sus semejantes.
CAPITÁN.- Por eso buscamos vuestra amistad: para volver a nuestros orígenes. Con vosotros recuperaremos la inocencia perdida.
JEFE.- Sentaos aquí con nosotros y fumemos juntos la Pipa de la Paz.
(El grupo de SOLDADOS se acerca al corro y se sienta alternado con los indios. El JEFE enciende ceremoniosamente la pipa y, antes de pasársela al CAPITÁN, se levanta.)
JEFE.- Entonces, si nosotros, los Pieles Rojas, vendemos nuestra tierra a los Rostros Pálidos:
Amadla…
TODOS.- … como nosotros la amamos…
HECHICERA.- … y cuidadla…
TODOS.- … como nosotros la cuidamos.
-Todas las tribus se necesitan.
-Las Tribus Blancas.
-Las Tribus Rojas.
-Las Tribus de Todos los Colores…
TODOS.- … tienen que hacer la Paz.
ANCIANO.- Ninguna Tribu es más antigua que otra.
HECHICERA.- Ni más sabia.
CAPITÁN.- Ni más poderosa.
TODOS.- Todas las Tribus de la Tierra forman la Humanidad.
-Todas las Tribus se necesitan.
-Y deben unirse para salvar la Tierra.
(Se levantan todos los actores, Rojos y Blancos, entrelazan sus manos y, a coro, dicen:)
TODOS.- PORQUE LA TIERRA NO PERTENECE AL HOMBRE,
PERO EL HOMBRE SÍ PERTENECE A LA TIERRA.
(Y, ceremoniosamente, mientras suena la música, los NOTABLES y el CAPITÁN fuman la PIPA DE LA PAZ, mientras los SOLDADOS mezclados con los indios danzan alrededor hasta que cae el TELÓN)
Queixumes indios
VERSIÓN REALIZADA POR LOS ALUMNOS DEL IES «RIBERA DO LOURO» de O Pourriño, Pontevedra en 2017
CADRO I
No escenario, aparece o PRESIDENTE dos Estados Unidos. Nunha beira ondea a bandeira e na súa mesa, o presidente traballa. Ao seu carón, noutra mesa, un XENERAL.
XENERAL.- Sr. Presidente: os nosos soldados están dando un exemplo de coraxe e bravura. Nada os detén para conquerir terras aos indios salvaxes.
PRESIDENTE: Moi ben, pero a nosa idea non é a de tirarlles pola forza as súas terras aos indios, senón «civilizalos» e transmitirlles a cultura e mais a relixión «verdadeira».
XENERAL- Os indios, que levan séculos coas súas falsas crenzas, non están dispostos a aceptar a nosa sabedoría.
(Chaman á porta)
PRESIDENTE.- Adiante.
SECRETARIO.- (Entrando e saudando.) Señor Presidente: o Director Xeral da Compañía do Ferrocarril desexa falarlle.
PRESIDENTE.- Ben. Faino pasar.
DIRECTOR.- (Moi inquedo, tirando o chapeu.) Señor Presidente…
PRESIDENTE.- ¡Señor Director Xeneral…!
DIRECTOR.- … Señor Presidente…
PRESIDENTE.- Pode sentar. Acougue. Está vostede moi excitado.
DIRECTOR.- Non hei de estalo? Co seu permiso. (Séntase.) Unha tribo de indios salvaxes asaltou o tren e matou a todos os viaxeiros.
PRESIDENTE.- Outra vez?
XENERAL.-¡Non é posible!
DIRECTOR.- Outra vez. Foi posible.
XENERAL.- Pero non estaba no seu posto o Capitán Smith co seu rexemento?
DIRECTOR.- Estaba. Todos morreron: desde o capitán ata o último soldado. Morreron como heroes.
PRESIDENTE.- É o terceiro asalto neste mes. Así non podemos continuar. Haberá que suprimir o ferrocarril.
DIRECTOR.- Pero que di, señor Presidente? O ferrocarril é a base da nosa economía, do noso futuro. Como, se non, imos enlazar o Leste e o Oeste dos Estados Unidos? Por onde se vai transportar a riqueza da costa do Pacífico ás cidades do Atlántico?
PRESIDENTE.- (Sorrindo.) … Polo ar, se cadra.
DIRECTOR.- Non perde vostede o bo humor, señor Presidente. Non sería mala cousa iso de encher o ceo de globos que voasen tan alto que non os alcanzasen as frechas dos indios.
XENERAL.- … E dende onde os soldados puidesen dar no albo sen arriscar a súa vida.
DIRECTOR.- Non se trata de matar nin de morrer, Presidente. Os comerciantes gañamos, desde a antigüidade, todas as nosas batallas sen derramar unha soa pinga de sangue. É cuestión de estratexia.
PRESIDENTE.- Cal é a vosa estratexia?
DIRECTOR.- Comprar o inimigo.
PRESIDENTE.- Comprar os indios?… Con diñeiro? Eles non valoran o diñeiro.
DIRECTOR.- Pero valoran a terra e o ar… Ten por aí un mapa?
XENERAL.- Si, aquí, encol da mesa.
DIRECTOR.- Vexamos. (Os tres achéganse á mesa e o xeneral desprega un mapa que ten alí dobrado.) A ver se me oriento…
PRESIDENTE.- Aquí estamos. Isto é Washington. Por aquí chegamos construíndo o ferrocarril.
DIRECTOR.- Exactamente neste punto ocorreu o desastre do outro día.
XENERAL.- É o territorio dos suquamish. Son moi salvaxes.
DIRECTOR.- Moi valentes, quererá vostede dicir. Non facían máis que defender o seu territorio.
XENERAL.- Están acurralados. Eles sábeno.
DIRECTOR.- Efectivamente. Xa matou bastantes suquamish o exército. (Ao Presidente) A vostede non lle interesa matalos. Non quererá pasar á Historia como o Presidente que eliminou definitivamente os indios.
XENERAL.- O exército mata en defensa dos colonos…
DIRECTOR.- … que edifican os seus ranchos en territorio indio.
PRESIDENTE.- Ten vostede algunha solución?
PRESIDENTE.- Aquí estamos. Isto é Washington. Por aquí chegamos construíndo o ferrocarril.
DIRECTOR.- Exactamente neste punto ocorreu o desastre do outro día.
XENERAL.- É o territorio dos suquamish. Son moi salvaxes.
DIRECTOR.- Moi valentes, quererá vostede dicir. Non facían máis que defender o seu territorio.
XENERAL.- Están acurralados. Eles sábeno.
DIRECTOR.- Efectivamente. Xa matou bastantes suquamish o exército. (Ao Presidente) A vostede non lle interesa matalos. Non quererá pasar á Historia como o Presidente que eliminou definitivamente os indios.
XENERAL.- O exército mata en defensa dos colonos…
DIRECTOR.- … que edifican os seus ranchos en territorio indio.
PRESIDENTE.- Ten vostede algunha solución?
DIRECTOR.- Si. (Perante o mapa.) Un pouco ao norte do territorio suquamish atópase un val vizoso, maior aínda ca o seu. Poderiámoslles edificar poboados e levarlles a nosa cultura. Co diñeiro que lles désemos polas súas terras poderían organizar a súa vida civilizadamente.
XENERAL.- Non lles interesa a nosa civilización.
PRESIDENTE.- Xeneral: deberiamos transmitirlla. Os indios aprenderían de nós o valor do estudo, da relixión, e, sobre todo, do traballo que xera riqueza.
XENERAL.- Os indios non saben o que é o diñeiro nin o que é o traballo. Non lles interesa.
DIRECTOR.- Soberano. Cando teñan entre as súas mans douradas moedas de ouro e saiban que con ese diñeiro poderán ser donos de todos os bens deste mundo, cambiarán de opinión.
PRESIDENTE.- Non estou certo.
DIRECTOR.- ¡Ai!, señor Presidente… A especie humana é a única que é quen de enganar, traizoar… e ata de matar por posuír riquezas. Os indios, aínda que salvaxes, tamén son humanos.
PRESIDENTE.- Non me parece mala idea. Consultarei cos meus asesores.
(Ponse de pé e despide o DIRECTOR XERAL.)
CADRO II
(No momento de baixar o pano ao terminar o cadro primeiro, e descansando uns minutos, comeza a soar unha melodía completamente distinta á anterior: é a música autóctona dos indios. Se non foi posible a aprendizaxe por parte dos alumnos do acompañamiento, utilizaremos o play back.
Ao abrirse o pano atopámonos cun escenario no que é protagonista a Natureza. Ademais de árbores e mesta vegetación, escoitarase o canto das aves. No medio dun claro do bosque, sentados ritualmente, o Gran Xefe NOAH SEATTLE, o indio máis ANCIÁN e a FEITICEIRA da tribo, fuman longas cachimbas mentres debaten os serios problemas que incumben ao seu pobo. Todos eles están vestidos con traxes de cerimonia, adornados con colares de óso e tocados con plumas multicolores, que chegan ata o chan. Todos peitean longas trenzas negras. Falan devagar e con repouso, dándolle transcendencia a cada unha das súas frases. Saben que sobre eles recae a responsabilidade do benestar dos suquamish).
FEITICEIRA.- O home branco acósanos por todas partes.
XEFE NOAH SEATTLE.- Queren cruzar o noso territorio con vías de ferro para que pase sobre elas a gran serpe fumegante que chaman ferrocarril.
ANCIÁN.- O ferrocarril asusta os cervos e mata os búfalos.
XEFE.- Por iso os nosos guerreiros impiden ao Home Branco que avance o seu camiño de ferro.
FEITICEIRA.- Aínda que os guerreiros suquamish son valentes e avezados, os homes brancos son máis poderosos.
ANCIÁN.- Teñen armas de lume e poden destruír unha aldea en poucos minutos.
XEFE.- Nós só posuímos frechas…
ANCIÁN.- … que antes soamente utilizabamos para cazar e agora necesitamos para defendernos.
FEITICEIRA.- A nosa tribo non ama a guerra.
XEFE.- A guerra só produce morte e destrución.
(Música. Os tres personaxes detéñense a meditar na súa conversa cando se oen os tambores da tribo enviando unha mensaxe.)
XEFE.- Escoitade: os tambores anuncian que temos visitantes.
(Escoitan, de novo, os tres, con gran interese.)
FEITICEIRA.- Xa chega o mensaxeiro.
MENSAXEIRO.- O Presidente das Facianas Pálidas, que está en Washington, envíavos unha carta. (Entrégalle a carta ao XEFE.)
XEFE.- Quen a trouxo?
MENSAXEIRO.- Unha comisión de soldados, ao mando dun Capitán.
ANCIÁN.- Onde quedaron?
MENSAXEIRO.- Na entrada do poboado.
(O XEFE le a carta sen que os xestos da súa cara indiquen ningún sentimento. Música.)
XEFE.- O Presidente do Home Branco, que está en Washington, di que quere comprar a nosa terra.
FEITICEIRA e ANCIÁN.- Que quere comprar a nosa terra!
XEFE.- Envíanos igualmente palabras de boa vontade.
FEITICEIRA.- É moi xentil pola súa banda.
ANCIÁN.- Nós sabemos perfectamente que el non ten case necesidade da nosa amizade.
FEITICEIRA.- El é poderoso e sabe que nos pode destruír.
XEFE.- Iso non impide que nós examinemos o seu ofrecemento. Porque sabemos que, se non accedemos a venderlle o que quere, o Home Branco pode vir cos seus fusís e tomar as nosas terras pola forza.
(Ao MENSAXEIRO.) Preparade unha tenda para o mensaxeiro do Home Branco que esta vez prefire parlamentar a matar.
Manda tocar os tambores para que se reúna todo o pobo.
(Sae o MENSAXEIRO. Os NOTABLES quédanse meditando. Música.)
O Consello do Pobo
Tocan tambores e van chegando todos os indios e indias da tribo. Os homes colocaranse nunha beira, ao fondo do escenario; as mulleres (algunhas levarán os seus fillos ás costas) na outra e tamén ao fondo. En primeiro plano os músicos, nunha banda, deixando a outra para os SOLDADOS brancos. No centro da escena, con gran cerimonia, os NOTABLES da tribo. A escena aparenta un corro aberto polo centro.
A tribo enteira vai facer a súa entrada no escenario bailando ao ritmo dunha pegadiza melodía. (Existen magníficas bandas sonoras de películas de indios -«Bailando con Lobos», por exemplo- cun acompañamiento rítmico de tambores que pode ser o que aprendan a tocar os alumnos.)
Logo de dar un par de voltas ao ritmo da música, os habitantes da tribo síntanse no escenario con gran solemnidade. O XEFE érguese.
XEFE.- O Gran Xefe de Washington envíanos unha carta para dicirnos que quere mercar a nosa terra.
-Como se pode mercar ou vender o firmamento, nin aínda a calor da Terra? Se nós non somos donos do frescor do ar nin do escintileo das augas, como nolo poden eles mercar? Cada anaco desta terra é sagrado para o noso pobo: cada folla de piñeiro, cada gran de area nas praias, cada pinga de orballo nas escuras fragas, cada outeiro e ata o son de cada insecto é sagrado na memoria e no pasado da nosa xente. A savia que circula polas veas das árbores leva consigo as memorias dos peles vermellas.
(Un grupo destácase dos demais e, danzando, dá unha volta ao redor.)
A Terra
ANCIÁN.- Os mortos do home branco esquecen o seu país de orixe cando emprenden os seus paseos entre as estrelas; en troques, os nosos mortos nunca poden esquecer esta bondadosa terra, xa que é a nai dos peles vermellas. Nós somos parte da terra e a terra é parte de nós.
FEITICEIRA: As flores recendentes son as nosas irmás; o cervo, o cabalo, a grande aguia; estes son os nosos irmáns.
POBO.- Os montes esgrevios, os húmidos lameiros, a calor do corpo do cabalo e mais o ser humano, todos pertencemos á mesma familia.
(Música. Danza. Acabada a danza, fala o XEFE.)
XEFE.- Facede vir aos mensaxeiros do Home Branco.
(Saen un par de indios e regresan coa expedición de parlamentarios.)
Quen é o voso xefe?
CAPITÁN.- Eu, o Capitán White.
XEFE.- Capitán: o meu pobo estivo considerando a vosa pretensión e pensa que, cando o gran Xefe que está en Washington nos di que quere comprar a nosa terra, pide demasiado.
CAPITÁN.- O Presidente divos que vos reservará un lugar onde vós poderedes vivir confortablemente entre os nosos. El será o voso pai e vós seredes os seus fillos.
XEFE.- Sendo así, nós examinaremos o voso ofrecemento de mercar a nosa terra. Pero non será doado porque ela é sagrada para nós. Sentádevos mentres nós deliberamos.
(O CAPITÁN e os SOLDADOS séntanse no extremo libre do escenario. O POBO danza ao redor dos NOTABLES, que deliberan.)
A auga
FEITICEIRA.- A auga limpa que corre nos ríos e regatos, non é soamente auga, senón que tamén representa o sangue dos nosos devanceiros. Se lles vendemos a terra, deben lembrar que é sagrada e que cada reflexo fantasmagórico na auga cristalina dos lagos conta os sucesos e memorias das vidas das nosas xentes.
O XEFE.- (Aos SOLDADOS.) : O murmurio da auga é a voz do pai de meu pai; os ríos son os nosos irmáns e apagan nosa sede; son portadores das nosas canoas e alimentan os nosos fillos. Se lles vendemos as nosas terras, vostedes deben lembrar e ensinarlles aos seus fillos que os ríos son os nosos irmáns e tamén o son seus, e polo tanto, deben tratalos coa mesma dozura coa que se trata un irmán.
ANCIÁN. Sabemos que o home branco non comprende o noso xeito de vivir. El non sabe distinguir entre un anaco de terra e outro, xa que é un estraño que chega de noite e toma da terra o que precisa. Trata a súa nai, a terra, e ao seu irmán, o firmamento, como obxectos que se mercan, se explotan e se venden como ovellas ou contas de cores. O seu apetito devorá a terra deixando atrás só un deserto. Non sei, pero o noso xeito de vida é diferente ao de vostedes. Ver as súas cidades apena os ollos do pel vermella. Mais quizais sexa porque o pel vermella é un salvaxe e non comprende ren.
CAPITÁN.- O home de faciana pálida tamén ama a auga, e sente o seu aloumiño cando cae nos campos ermos durante a Primavera. Construímos muíños para aproveitar a súa forza, diques para evitar as inundacións, canles para regar as nosas colleitas e pontes de pedra sólida para comunicarnos coas persoas que viven alén do río. Nós ensinariámosvos a domesticar a auga.
XEFE.- Non existe un lugar tranquilo nas cidades do home branco, nin hai sitio onde escoitar como se abren as follas das árbores na primavera ou como alean os insectos. O barullo só parece insultar os nosos oídos. E, despois de todo, para que serve a vida se o home non pode escoitar os diálogos das ras á beira dun estanque. Son un pel vermella e nada entendo. Nós queremos mellor o suave fungar do vento sobre a superficie dunha lagoa, así coma o recendo dese mesmo vento purificado pola choiva do mediodía. O ar ten un valor inestimable para o pel vermella, xa que todos os seres comparten un memo alento: a besta, a árbore, o home, todos respiramos o mesmo ar. O home branco non parece consciente do ar que respira
CAPITÁN.- O home branco ensinaravos a utilizar o vento para moer o trigo, para inchar as velas dos barcos que atravesan o mar e para tocar belas melodías.
FEITICEIRA.- Se nós vendemos a nosa terra, deberedes lembrar que o ar nos é inestimable, que comparte a súa alma coa vida que sostén. Se lles vendemos a nosa terra, vostedes deben conservala como cousa á parte e sagrada, como un lugar onde ata o home branco poida saborear o vento recendente polas flores dos campos.
Os animais
ANCIÁN.- Se decidimos aceptar, eu poría unha condición: o home branco debe tratar os animais, de agora en diante, coma aos seus irmáns. Eu son un salvaxe e non comprendo outra lei. Vin miles de búfalos apodrecendo sobre as pradeiras, mortos a tiros polo home braco dende un tren en marcha. abandonados alí polo home branco, que os abateu co fusil pola fiestra dun tren en marcha. Eu son un salvaxe e non comprendo como o cabalo de ferro fumegante pode importar máis ca o búfalo, que nós só matamos para sobrevivir.
FEITICEIRA.- Que sería do home sen os animais? Se todos fosen exterminados, o home tamén había morrer dunha gran soidade espiritual, porque o que acontece aos animais tamén acontecerá ao home. Todo vai enlazado.
(Os queixumes que se expresan a continuación emitiranos diferentes actores, cada un nun ton inferior.)
-Onde está o bosque?
-Onde está o bosque?
-Onde está o bosque? (Como un eco.)
POBO.- ¡Desaparecido!
-Onde a aguia?
-Onde a aguia?
-Onde a aguia? (Como un eco.)
POBO.- ¡Marchou!
XEFE.- (Ao CAPITÁN.) Cómpre que lles ensinen aos seus fillos que o chan pisan son as cinzas dos nosos avós. Ensinen aos seus fillos que nós ensinamos os nosos que a terra é a nosa nai. Todo o que lle ocorra á terra, ocorrerálles aos fillos da terra. Se os homes cospen no chan, cóspense a si mesmos.
ANCIÁN. -Isto sabemos: a terra non pertence ao home; o home pertence á terra. Isto sabemos: todo vai enlazado, coma o sangue que une a unha familia. Todas as cousas da natureza están relacionadas
CAPITÁN.- Non todos os homes brancos destrúen a natureza matando animais por pracer. Nós levamos centos de anos amando e coidando ao cabalo, que é o noso compañeiro de camiño.
SOLDADOS.- Porque o domesticamos, como domesticamos a pomba para que leve mensaxes, ou ao can para que coide os nosos rabaños. E preparamos as colmeas das abellas nos campos de flores, e as cortes dos años para que non morran de frío.
O home branco
(Adiántase un grupo e rodea aos SOLDADOS danzando)
FEITICEIRA.-O pel vermella non cesou de retroceder perante o home branco, como a brétema da montaña vai diante do sol da mañá.
POBO.- Pero será que o vemos así porque somos salvaxes e non o comprendemos?
CAPITÁN.- O home civilizado non debe preocuparse nas súas cidades do xeado vento do norte porque dorme ao abrigo dunha casa quente e acolledora.
SOLDADOS.- … nin debe buscar os rabaños de búfalos para comer porque nas súas granxas se crían animais cos que alimentarse, e nos seus campos cultiva trigo que transforma en pan tenro e branco.
CAPITÁN.- Se accededes á nosa petición, ensinarémosvos a cultivar a terra, e os vosos fillos acudirán á escola, onde aprenderán nos libros o coñecemento almacenado por todos os sabios que lles precederon.
ANCIÁN.- Ata agora, a natureza foi a mestra dos peles vermellas.
CAPITÁN.- Pero a natureza fixo reflexionar á humanidade de diferente xeito nos diferentes lugares e nos diferentes tempos. Esta reflexión acumulada chámase sabedoría.
SOLDADOS.- A Humanidade, na súa longa traxectoria, acumulou máis sabedoría que unha soa tribo.
De vós aprenderá a amar á Natureza.
A cachimba da paz
FEITICEIRA.- É certo: o home branco conseguiu cousas que nunca se nos ocorreron aos peles vermellas.
TODOS.- Cales?
FEITICEIRA.- O pel vermella ten que erguer as súas tendas e buscar outro bosque cando, no que vive, se rematou a comida, mentres que o home branco cultiva os campos e el mesmo produce os seus alimentos.
FEITICEIRA.- O pel vermella sente medo, aniñado na súa tenda, ao escoitar o ouveo do coiote famento, mentres que o home branco ten sólidas vivendas nas que non poden penetrar as feras.
CAPITÁN.- Estas vivendas e estes cultivos son os que vos ofrece o noso Xefe que está en Washington a cambio do bosque que habitades.
XEFE.- Pero nós non queremos perder a nosa identidade se aceptamos a vosa oferta.
CAPITÁN.- Non tedes que perdela: a convivencia entre pobos distintos non debe servir para que un anule ao outro senón para que ambos se arriquezan. O home branco aínda ten moito que aprender do pel vermella.
ANCIÁN.- A sabedoría non é patrimonio exclusivo dunha raza, senón de toda a humanidade.
CAPITÁN.- O home branco conserva en grandes bibliotecas toda a sabedoría que a humanidade foi acumulando ao longo da súa existencia.
XEFE.- De pouco lle serve se aínda non aprendeu a amar a Terra e a amar os seus semellantes.
CAPITÁN.- Por iso buscamos a vosa amizade: para volver ás nosas orixes. Convosco recuperaremos a inocencia perdida.
XEFE.- Daquela, sentádevos aquí connosco e fumemos xuntos a Cachimba da Paz.
(O grupo de SOLDADOS achégase ao corro e séntase alternado cos indios. O XEFE acende ceremoniosamente a cachimba e, antes de pasarlla ao CAPITÁN, érguese.)
XEFE.- Entón, se nós, os peles vermellas, vendemos a nosa terra ao home branco, só vos pedimos unha cousa: amádea…
TODOS.- … como nós a amamos…
FEITICEIRA.- … e coidádea…
TODOS.- … como nós a coidamos.
-Todas as tribos se necesitan.
-As tribos brancas.
-As tribos vermellas.
-As tribos de todas as cores…
TODOS.- … teñen que facer a paz.
ANCIÁN.- Ningunha tribo é máis antiga ca outra.
FEITICEIRA.- Nin máis sabia.
CAPITÁN.- Nin máis poderosa.
TODOS.- Todas as tribos da Terra forman a humanidade.
-Todas as tribos se necesitan.
-E deben unirse para salvar a Terra.
(Levántanse todos os actores, vermellos e brancos, entrelazan as súas mans e, a un tempo, din:)
TODOS.- PORQUE A TERRA NON PERTENCE AO HOME, PERO O HOME SI PERTENCE Á TERRA. (E, ceremoniosamente, mentres soa a música, os NOTABLES e o CAPITÁN fuman a CACHIMBA DA PAZ, mentres os SOLDADOS mesturados cos indios danzan ao redor ata que cae o PANO)